Todo sabio de corazón entre ustedes vendrá y hará todo lo que Dios ha ordenado (Éxodo 35:10) Toda mujer sabia de corazón hiló con sus manos (Éxodo 35:25) [Dios] los colmó de sabiduría de corazón para hacer toda labor (35:35) Todos los sabios de corazón, de los que hacían la labor, hicieron el Tabernáculo (36:8)

La repetición de las referencias a la cualidad de "sabio de corazón" no puede carecer de significado.

Sobre el versículo: "Todo hombre a quien su corazón había inspirado vino" (Éxodo 35:21), el Rambán comenta que ninguno de los israelitas había aprendido las habilidades necesarias para el trabajo necesario para el Santuario y las prendas. Sin embargo, debido a que estaban intensamente motivados a cumplir la voluntad Divina, descubrieron que de hecho eran capaces de hacer sus artes con habilidad. Esto podría interpretarse como una dotación milagrosa de habilidades que no tenían. Sin embargo, las palabras del Rambán indican que no era que recibieron algo nuevo, sino más bien que descubrieron que tenían en ellos esas habilidades.

Esta es una lección muy importante. Clínicamente, una y otra vez encuentro personas que no tienen consciencia de sus habilidades inherentes y sus aspectos positivos. En mis escritos sobre autoestima señalé que no sólo muchas personas desconocen sus puntos fuertes y su potencial, sino que incluso cuando estos les son señalados, insisten en negarlos. Sólo podemos preguntarnos por qué personas inteligentes no son capaces de aceptar una información basada en los hechos.

No es raro en psicoterapia señalarle algo repetidamente a un paciente, pero eso no tiene el mínimo impacto en él. Después de señalar esto mismo durante un año y medio, de repente hay un momento de iluminación. Entonces el paciente peude decir: "Doctor, hace un año y medio que nos encontramos. ¿Por qué nunca antes me lo señaló?".

Durante el año y medio de terapia, cuando el terapeuta interpretó los síntomas del paciente, el paciente dijo: "Entiendo todo lo que usted ha dicho, pero eso no me ayuda a sentirme mejor". Sólo puedo concluir que el intelecto está subordinado a la emoción, y que el entendimiento intelectual que no está acompañado por el entendimiento emocional no es efectivo. Si hay factores emocionales que no le permiten a una persona aceptar algo sobre sí misma, ya sea algo bueno o algo malo, tampoco registrará la mínima información intelectual.

De acuerdo con el Rambán, esto es lo que ocurrió con los israelitas. Muchas personas no tenían la menor idea de que contaban con las habilidades necesarias para el intrincado trabajo fabricando los instrumentos, las prendas y las cortinas del Santuario. Pero su devoción a Dios y su deseo de hacer Su voluntad dieron por resultado que "sus corazones se elevaron en los caminos de Dios" (Crónicas II 17:6). Sus espíritus se elevaron, y el fervor emocional les permitió descubrir las habilidades que tenían en ellos.

Por lo general pensamos que la sabiduría se asocia con la mente y el cerebro más que con el corazón. Asociamos el corazón con las emociones más que con la sabiduría. La Torá repetidamente se refiere al "corazón sabio" para indicar la gran influencia de la emoción sobre el intelecto, y que sólo cuando nuestras emociones nos lo permiten podemos implementar las fuerzas del intelecto.

Tenemos reservas intactas de habilidades físicas y mentales. Bajo condiciones de estrés, es sabido que hubo personas que realizaron hazañas físicas que nunca pensaron que estaban dentro de sus capacidades. Hay razones para creer que algunos genios no tenían un intelecto superior, sino que simplemente su inversión emocional les permitió usar por completo su potencial.

Este es un principio importante en la educación. Si podemos estimular el interés y el deseo de conocimiento en los niños, es probable que sobresalgan en sus estudios. Un buen maestro, por lo tanto, es aquél que puede llegar a sus alumnos de una manera que se vuelvan "sabios de corazón".