Recordar y olvidar

20/08/2023

2 min de lectura

Ki Tetzé (Deuteronomio 21:10-25:19 )

A fines del siglo XIX, Hermann Ebbinghaus condujo sobre sí mismo un experimento pionero, registrando cuán bien podía memorizar sílabas sin sentido. Basado en los resultados, Ebbinghaus desarrolló lo que él denominó la curva de olvido, que es el rango en que, con el tiempo, las personas olvidan la información cuando no hacen un esfuerzo para recordarlo.

El máximo declive de la memoria ocurre dentro de los primeros 20 minutos y continúa declinando rápidamente durante la primera hora. Más recientemente, en su libro "Los siete pecados de la memoria: Cómo olvida y recuerda la mente", el profesor Daniel Schacter codifica este olvido que ocurre con el paso del tiempo como el primero de los siete pecados de la memoria que hacen que sea más posible olvidar, y lo llama fugacidad o transitoriedad. Una manera de superar la transitoriedad, o la curva del olvido, es mediante el aprendizaje espaciado. Al volver a estudiar el material después de que haya transcurrido un tiempo, la tasa de olvido disminuye.

Los temas de recordar y olvidar aparecen una y otra vez en la porción de la Torá de esta semana, quizás el más conocido es el mandamiento de "Recordarás lo que Amalek te hizo en el camino, cuando salieron de Egipto… ¡no olvidarás!" (Devarim 25:17-19). ¿Cuáles son los parámetros y las guías para cumplir este mandamiento? ¿Cómo debemos recordarlo y cómo podemos asegurarnos de no olvidarlo?

En su explicación de esta mitzvá, el Rambam dice que es un "mandamiento positivo recordar constantemente sus malos actos" ("Hiljot Melajim" 5:5). A pesar de que el Rambam utiliza el concepto de "constantemente", el "Séfer HaJinuj" señala que en la Torá o en el Talmud no hay ninguna indicación respecto a la frecuencia con que debe cumplirse este mandamiento. Por lo tanto, sugiere cumplir la mitzvá cada uno o tres años. El Jatam Sofer sugiere que la mitzvá debe cumplirse una vez al año, porque el Talmud indica que la memoria por lo general dura 12 meses (Ver Brajot 58a). Si bien se debaten los detalles exactos de la frecuencia con la que debemos recordar activamente esta mitzvá, está claro que si no fuera por el hecho de que se vuelve sobre ella, la fugacidad nos haría olvidar los actos de Amalek.

El segundo pecado de la memoria de acuerdo con el profesor Schacter es la distracción o la falta de atención que da como resultado una falla en la memoria. Por lo general vemos a la distracción como algo negativo, como un "pecado" que se interpone en el camino de nuestras metas. Desde el punto de vista religioso y moral es valioso recordar realizar tareas dignas, como las mitzvot, y estar atentos para evitar acciones negativas.

Sin embargo, en la porción de la Torá de esta semana, hay un mandamiento que funciona para redimir de la distracción y el olvido: shijejá, la gavilla olvidada. El versículo dice que "Cuando siegues la cosecha de tu campo y olvides una gavilla en el campo, no regresarás para recogerla; será para el prosélito, el huérfano y la viuda, para que Hashem tu Dios te bendiga en toda la labor de tus manos" (Devarim 24:19). Aunque en general superar las fallas de la memoria es fundamental para la persona religiosa, cuando se trata de pasar por alto la minuciosidad de los propios bienes en aras de beneficiar a los demás, se valora la distracción y el olvido.

Que tengamos el mérito de aprender a usar correctamente tanto el recuerdo como el olvido al servicio de Dios y de nuestros semejantes.

Haz clic aquí para comentar sobre este artículo
guest
0 Comments
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
EXPLORA
ESTUDIA
MÁS
Explora
Estudia
Más
Contacto
Lenguajes
Menu
Donar
Únete a nuestro newsletter
Redes sociales
.