Siempre hay esperanzas

04/09/2023

3 min de lectura

Nitzavim (Deuteronomio 29:9-30:20 )

El mayor impedimento para el cambio es creer que el cambio no es posible. La primera etapa del modelo de las fases del cambio de los Dres. James Prochaska y Carlos DiClemente, es la precontemplación. En esta etapa, la gente se resiste activamente al cambio. A menudo, esta resistencia es el resultado de previos intentos de cambio que resultaron en continuas desilusiones.

"Algunos precontempladores están tan desmoralizados, que se resignan a permanecer en una situación que consideran que es su 'destino'". Una vez que se dan por vencidos, el problema por lo general degenara a condiciones todavía peores. No creer en nuestra capacidad para cambiar lleva a que nos quedemos estancados en lo que hacemos.

Las maldiciones que Moshé delineó en la Parashat Ki Tavó tenían la intención de servir como disuasivos para que no abandonáramos a Dios y acudiéramos a otros dioses. En la porción de la Torá de esta semana, Moshé se dirige a una clase de individuos que podían escuchar la amenaza de las maldiciones y reaccionar con indiferencia: "Y suceda que cuando escuche las palabras de esta maldición, pueda creerse inmune y pensar: 'Estaré a salvo, aunque siga la voluntad de mi propio corazón'" (Devarim 29:18). Rav Dr. Norman Lamm identifica dos corrientes de pensamiento dentro de la traducción al arameo de este versículo, cada una señalando una explicación diferente respecto a por qué alguien puede llegar a ignorar estas advertencias.

La primera corriente, a la cual él la llama "teoría de la inmunidad", se basa en Targum Onkelos, elucidado por Rashi. Esta persona es muy segura y obstinada, y piensa que no será dañada por estas maldiciones. Cree que puede actuar inmoralmente y no va a ser atrapada. A sus ojos, está por encima de la ley y, por lo tanto, es inmune a las consecuencias.

La segunda corriente, lo que Rav Lamm considera que es la explicación más común, se basa en el Targum Ionatán y es lo que Rav Lamm llama "teoría de la desesperación". La persona no actúa por arrogancia, sino por desesperanza. Cree que no tiene otra opción. No es posible cambiar. La Inclinación al Mal lo obliga a repetir sus comportamientos. Como enseñan los grandes maestros jasídicos, y más tarde lo repitieron Prochaska y DiClemente, esta desesperación conducirá todavía a más pecado.

El concepto de teshuvá, que es un motivo recurrente en la porción de la Torá de esta semana, sirve como antídoto a esta desesperación. El arrepentimiento "no está encubierto de ti ni está fuera de tu alcance… no está en los cielos… tampoco está más allá del mar… Más bien, está muy cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, para llevarlo a cabo" (Devarim 30:12-14 de acuerdo con el Rambán). Si bien no siempre es sencillo, la teshuvá siempre es una opción. Nuestros Sabios nos dicen que nada puede interponerse ante el arrepentimiento.

Incluso el apóstata Elisha ben Avuia (conocido como Ajer), quien oyó una Voz Celestial decir que "Todos pueden retornar, excepto Ajer", debería haber entendido que incluso él podía retornar y arrepentirse. Siempre hay esperanza.

Rav Baruj Simon también encuentra esta idea dentro de los dos primeros versículos de la parashá. Nos dicen que todos estuvieron ante Dios. Esto incluyó a "los jefes de sus tribus, sus ancianos, sus oficiales, todos los hombres de Israel, sus hijos, sus esposas, incluso el prosélito que está en medio de tu campamento, desde el que corta leña hasta el que extrae tu agua" (Devarim 29:9-10). El hecho de que Moshé se extendiera describiendo las diferentes clases de individuos que estaban presentes, resalta la importancia de entender que cada uno es único, y que todos tienen un rol que desempeñar.

Nunca debemos desestimar lo que puede lograr uno de nuestros semejantes. Esto incluye a todos, también a nosotros mismos. Nunca debemos degradas nuestras propias habilidades. Incluso si en el pasado no lo logramos, Rav Simon escribe que está prohibido perder la fe en nosotros mismos. Siempre debemos creer en nuestra capacidad para mejorar.

El objetivo del mes de elul es llevarnos de ser precontempladores sobre nuestros defectos a contempladores. En la medida que tengamos malos hábitos y malos comportamientos a los cuales hayamos cedido para cambiar, es imperativo que nos sacudamos y nos liberamos de esta desesperanza. Debemos creer que siempre hay esperanza. Nada puede interponerse en el camino del arrepentimiento.

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